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ABSTRACTA y ETÉREA

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Comienzan las hojas a caer, descansan por fin livianas se arrebujan entre si  tocándose apenas, temiendo quebrarse, perder sus bordes gastados. Ella flota y se deja mecer el viento la mueve, crepitante,  la lleva y apenas puede, deja tras de sí su aroma a fuego, hipnotiza el atardecer con sus notas refleja la pureza y la alegría, y, aunque no lo crea, puede; allí se sumerge,  en su incipiente recorrido, mientras fríos temores  nublan su propósito se concentra en perdurar, florecer, entregar, el horizonte la sostiene, acariciándola, acompañando cada latido del capullo que nace, etéreo. Y cicla, y vuelve, y vive.

"SIN VUELTA ATRÁS" en Antología poética "Los días que fuimos"

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  SIN VUELTA ATRÁS El tiempo pasa, estela en el mar, busca perdurar en sus alas, la eternidad. Pierdo las horas dejando entrar, dejo de pensar y el alma va, sin vuelta atrás. Sólo tengo el hoy, lo que vendrá se escurre y se va, un paso más, sin vuelta atrás. Esencia natural que impulsa la vida, inspira la verdad y más allá, revela cada instante, trastoca, internaliza aquellas horas rotas, ajadas, desteñidas que pueblan las canciones, conforman y amalgaman, imprimen de ternura, nos vuelve comprensivos, amables, expectantes. Mi ayer también es parte de sílabas no dichas cada hálito que insufla mi pecho enarbolado de risas, cal y canto. En Antología poética: "Los días que fuimos". Ediciones Avis Nigra.

En camino...

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  Irse y regresar, remembranzas el día de la noche volverse aire, densidad perdida constantes fluctuaciones ocupan los senderos en idas y venidas andamos, nos perdemos  volver y regresar acaso no ponderen, llegar y aclimatarse.... Desoye los latidos que pugnan y revierten  las hordas de palabras no dichas, empastadas. Y así, en ciernes, en latencia transcurren los momentos, en camino, siempre. ..

BIDIRECCIONAL

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Con cuidado, sin presiones todo puede disolverse, inmediato no es posible, ¿no se admiten dilaciones? de otra forma se arrebata, es con pausa y con paciencia paso a paso, lentamente, con firmeza.  Mí pecho se estrecha, arrasan mis ojos,  las lágrimas frías que escaldan la cara, amargos los días, cargados de hieles, extiendo mi mano, hay quien la sostiene, la toma y amansa los bríos sin freno, los latidos rápidos que agitan y acortan restringen, colapsan....caminos errados. Ya no duele tanto, ya se aplaca el fuego, todo cicla y trae consigo el consuelo, el alma se amansa, ya se acerca el tiempo en que los dolores caducan, son viejos. Sobrevienen, límpidos, abrazos de cielo, melodías dulces,  retoños de flores, verdor en el pecho, caricias de ensueño.

Secretos de la montaña

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La montaña añora el fluir del viento en sus laderas, la tierra danzando entre las rocas, las nubes, revoltosas, en las cimas Declara:  los días son leves cuando llueve las lágrimas se borran con la lluvia tu cara mojada no podrá dar testimonio de la noche tormentosa acaecida, si acaso persistiera la desgracia  sentirse desdichado no compete. Agrega, entre suspiros, la lluvia lava y torna en humedad tu boca seca y tu mirada que de tanto aguardar se ha vuelto sombra ardiente aún bajo los árboles sin hojas, enardecidos, recios, y tus manos, amables, acarician, curan.

Fragmentos de primavera

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       Quedaron atrás los días de lluvia y el frío. ¿Acaso la primavera no precisa de la nieve y el viento para distinguirse ? Sintiéndola cerca, se atrevió a sonreír: las sensaciones que evocaba esa época solían ir acompañadas de hechos memorables: el nacimiento de su hija, sus presentaciones en los festivales de danza, la época de recolección de moras. Mientras intenta incorporarse en la cama, Francia siente sobrevenir una oleada de dolor que la mantiene inmóvil, una vez más, clavada en ese sitio en el que llevaba ya varias semanas.  El accidente había borrado gran parte de su vida en cuestión de minutos, llevándose consigo los hitos más caros, sumiéndola en la bruma blancuzca de los recuerdos rotos y desgajados. Recordaba poco de lo que había pasado, apenas fragmentos de esa primavera en ciernes, cortada de raíz por la irrupción violenta de un automóvil avanzando de frente, directo a ella, preso de furia, fuera de control. El choque de frente la deja inerte y aturdida, la sangre no

En calma

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¿Qué buscan las almas? Acaso sosiego, frescura, alimento, que las horas pasen y quede la dicha, que las aves vuelen y se oigan sus alas empujando el aire, desafiando al viento. ¿Qué cosas agobian su dulce mirada? El frío en la boca,  las manos hirientes. la tosca palabra. ¿Qué puedes brindar, oh luz apocada? Tal vez tus labores no entiendan su idioma, su suave murmullo, su tierra, anhelante, de impulsar el fruto, crecer la semilla, húmeda y caliente, de soles envuelta, nutricia, valiente, fértil, generosa tan llena de vida latiendo en su seno, útero maduro, simpleza, energía. Cuántas maravillas encierra el misterio, el simple sosiego, la mera frescura, y cuántos honores oculta, embriagada, el contentamiento del alma en sajda, ya sin batallas, ni queja vana,  ni excusa alguna, en franca entrega, en calma, mansa. 

DERROTA PASAJERA

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  No puedo evitar que el pánico me quite el aliento. Lo siento subir muy rápido desde el pecho hacia mi garganta y atrincherarse ahí, sujetándose fuerte a mis cuerdas vocales. Me quita el aire y el habla y de tan fiero no puedo ni llorar. Cuando pasa lo peor, algo se afloja en mi cuello y todo fluye: el agua de mis ojos, los gritos de mi garganta sofocada y ese pesar infinito que se siente en el cuerpo, como si hubiera uno escalado una montaña con lastre y todo, despojando al cuerpo de la fuerza que lo sostiene erguido y doblegando las rodillas que, sin remedio, se doblan chocando contra el suelo.

MUY GRANDE

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  E l germen ya estaba plantado, listo para crecer y multiplicarse. Bastaba con que el tiempo hiciera su parte, aunque nadie avizoraba, aún, lo que estaba por develarse y acontecer. ¿Le dirían huérfana, acaso? La gente reservaba ese calificativo para los niños, sin detenerse a ver cuántos, apenas jóvenes, quedaban expuestos a las inclemencias sociales y a la furiosa demanda de productividad. Para algo  habría que servir,  si querías ser parte de la farsa. Mala suerte la de Lucía, que no sabía fingir ni disimular, y menos aún desplegar alguna estrategia de supervivencia. Por sus acciones y el cansancio de sus ojos, podía adivinarse que la espesa capa del desamparo la acompañaría por largo tiempo. (Introducción al cuento "Muy grande" de Lola Campagnoni.

CHOQUE DE MUNDOS

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  Realicé esta fotografía a partir de dos imágenes superpuestas,  en el marco de un proyecto documental que intenta mostrar el encuentro, caótico las más de las veces, entre el ser humano y el medio/contexto en el que vive. El tema da para largo, y excede mi capacidad de registrarlo con mi cámara, pero este intento que aquí expongo es un aporte a la causa. Señalo dos recursos narrativos que quise destacar: uno, la mezcla, confusa y enredada, de los distintos protagonistas, sin tener un límite definido, amontonándose compulsivamente (árboles, personas, autos) y el otro, el vehículo, al centro de la imagen, oficiando de pivot entre el resto de los elementos de la composición. Esta decisión técnica de colocar el auto en ese lugar destacado del encuadre, da cuenta de la preponderancia que le concede la comunidad humana a este medio de transporte, desestimando las consecuencias que su uso desenfrenado conlleva para la sociedad.

ORLANDO

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  De la mano de mi padre leí a Jorge Manrique y, debo decir que sus coplas me subyugaron desde entonces. Hoy tuve, no tenía opción, que escribir las mías propias, que serán apenas una sombra, un vestigio de poesía, de su propia poesía.  Coplas para Orlando Se apaga una vida, se enciende la pena, no alcanza el consuelo para quien nota la ausencia. A mares colmados de sal y de piedras, rebosante el llanto, infinito y pleno de amor, de presencias, de fotos, de huecos, de pasos, de frenos, sentires tan lentos. Y no pasa el tiempo, para quien aguarda que la calma cubra y nutra su pecho. Y no pasa, nunca, el dolor enhiesto tan rígido y duro, impiadoso y fiero. Sin embargo, es cierto, que el tiempo se encarga de curar fatigas, abrazar las almas, de darnos mirada de águila augusta, de vaciar las hieles, saturar las manos de luces hermosas en seres lucientes. Claramente, es cierto, que dos manos juntas laten, poderosas, en su unión consciente, que nada en los m

¿Qué es esto?, ¿qué es aquello?.

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  L a cámara nos permite ver, en diferido, sucesos demasiado fugaces como para impresionar la retina. Nos valemos de ella para adentrarnos en los misterios de la vida, tanto como para inmortalizar instantes, personas, lugares significativos, de acuerdo a la subjetividad de quien presiona el obturador. Es difícil desmentir la evidencia visual, su potencia nos convence rápidamente, pero a la vez permanecen ciertas dudas: ¿qué habrá querido decir exactamente el artista? Cuando esta pregunta nos asalta, creo que puede apaciguarse la ansiedad desesperada con la convicción de que no  es posible una única dirección en este intento de comunicar colores, emociones, ideas, creencias. La expresión artística es múltiple, variopinta, irresistible, libre de prejuicios, plena, infinita e hija rebelde y contestataria, no reconoce límites.

LABERINTOS

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     Al escribir, quien lo hace se conecta con la parte más profunda de si, aunque la ignore o desconozca en parte; desde la oscuridad y lo más recóndito, van saliendo las palabras, juntándose en frases, surgiendo ya listas a veces: en tal caso, uno sólo puede, obediente y humildemente, intentar transcribirlas sin mas, sin corregir, sin maquillar nada. Lo que busca su espacio y su tiempo para hacerse oír, emerge casi sin pedir permiso, imperioso, subyugante.     La imagen me remite, por un lado, a la intrínseca belleza de los laberintos, sus caminos tan bien delineados, sus formas magnéticamente atractivas y, por otro, al temor bien fundado de perderse allí, no encontrar la salida y quedarse capturado por su recovecos, extraviado en el éxtasis, definitivamente sumido en un paisaje que, como una planta carnívora, se encarga de atraer a su presa, de la cual precisa extraer su alimento.

ESTAR O NO ESTAR

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  Estar con covid es no estar, permanecer vuelto sombra, distante de todos, lejano pero no por méritos propios, jirones de estrellas caídas al suelo, flotando en el barro, perdiendo sus luces en aras del cielo, sin contemplaciones. Aversión y murmullos plagados de miedos tan bien simulados que asemejan reos tramando un escape, buscando estar lejos. Encono, tragedia, miran desde afuera parodia siniestra, impúdica escena, harta decadencia, murmuran con saña, rugidos funestos,  tristeza, desgracia.

MIS CIELOS

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  El oído, ávido del mar que se muestra, aguarda anhelante. Los labios sellados se abren, otrora silentes, todo es maravilla, hablar y que escuchen; que los sonidos sean recogidos, arrullados con ternura. Acoger la palabra, que arrastra consigo tantas emociones, penas y sinsabores. Animarme a hablar, atreverse a escuchar.