A mi madre
El caso de mi mamá es atípico, entiendo yo, por algunas circunstancias que pasaré a detallar. Ella es la mayor de tres hermanas mujeres, en un contexto histórico donde por el sólo hecho de ser mujer se te asignaban tareas de las que estaban eximidas el resto de los miembros de la familia. Lo propio había sucedido con mi abuela, que tenía bien ganado el título de ama de casa, porque se dedicaba a las tareas del hogar con alma y corazón, todo el día. Mi mamá también, pero tuvo la particularidad de contar con mi padre que tenía otra cabeza y, a pesar de ser la figura proveedora y sostén del hogar, no dudaba en regresar del trabajo y ponerse a hacer lo que hiciera falta: colaborar con las tareas de la escuela, hacer mandado, llevarnos a nuestras actividades extra escolares. Mi abuela no contó con el apoyo de mi abuelo, que a pesar de ser un ser bondadoso y generoso a más no poder, amen de trabajar a sol y a sombra, no pensaba que tuviera que acompañar a su esposa y compar