CUIDAR A LOS QUE CUIDAN
Amaneció resfriada otra vez. Pobre mi mamá, le pasa cada vez más seguido, lo que se pone nerviosa seguro. Es común verla con alguna remera vieja que usa como pañuelo cuando los mocos cuelgan sin cesar de su nariz. A veces no está tan mal, y ahí usa servilletas de papel. Aprendí a darme cuenta de tanto verla así, dos por tres, llorando a moco tendido, aunque ella diga que es alergia. A mi me dejan pensando esos ojos rojos, irritadísimos como si se los hubiera refregado con una lija y pienso que en realidad alguna tristeza debe tener que la hace ponerse así. Mi maestra de 5° nos dijo que la gente grande muchas veces está cansada y preocupada, pero no puede quejarse como nosotros, que hacemos cara de fastidio y nos dejan en paz, y hasta capaz te compran algún dulce para consolarte. A los grandes no los consuela nadie, porque todos tienen sus propios problemas y mal podrían encima ocuparse de los ajenos. Me dejó pensativa lo que dijo la seño, debe ser duro hacer tantas cosas y que enc