AMAR







        La historia que contaré es la pura verdad aunque, teniendo en cuenta que soy arte y parte de ella, tal vez ficcione un poco con lo sucedido. Que mas da. Sólo me interesa divulgar algunos detalles de la vida de esta pequeña perrita de sonrisa eterna y ánimo juguetón, que llegó a nuestro improvisado refugio hogareño por puro azar, antes de que la idea de una fundación animal tomara forma. No miro demasiado las publicaciones que estallan las redes, un poco por el hartazgo que producen y otro tanto por la  jerarquización de mi tiempo, a la cual he llegado mediante un meticuloso plan de ordenamiento de prioridades, responsabilidades y colaboraciones en las que he elegido estar. Siendo inusual que me entere lo que circula por los medios, salvo lo de público conocimiento, ando por la vida un poco más resguardada del epicentro de noticias catastróficas que se suceden.  
        Un día hojeaba rápidamente algunos mensajes a vuelo de pájaro, y me entero de que una mujer tenía una perrita que regalaba por no poder cuidar, en una familia humilde de un barrio cercano al mío. Pormenores que desconozco la habían llevado a dejar fuera de la casa y a la intemperie, en la vereda, al animal en cuestión. Me conmovió la historia, me remitió a un pasado no muy lejano, en el que las necesidades económicas  eran moneda corriente en mi familia y se complicaba no sólo llegar a fin de mes sino afrontar hasta los gastos corrientes, pensé en la amargura de la mujer, madre de quien sabe cuántos niños malnutridos, en la encrucijada desesperante de elegir a quien darle de comer, en quien gastar los pocos ingresos del hogar. En aquel entonces, mi flaco bolsillo hacía lo que podía, pero nunca era suficiente, siempre surgían nuevos gastos, urgencias y emergencias, y etcéteras interminables. Los últimos días del mes, a partir del 15, comenzaban a ser un dolor de cabeza ya que en ellos se sucedían la mayor cantidad de imprevistos y situaciones que requerían una billetera gorda y fornida, muy distinta a la mía. No digo que pensé en todo esto al decidirme a buscar a la perrita desvalida, pero sí se que lo sentí muy fuerte, como un flechazo certero en el pecho. Por las razones que ahora intento escribir, aglomeradas en una certeza empecinada que se sentía con fuerza y determinación, dije en el chat en que comentaban la situación desesperada del animalito que yo podría ir a buscarla y darle alguna atención, ya que vivía cerca. Se llenó la casilla de mensajes de alivio y alegría por la posibilidad de que alguien, un otro, le brinde un presente mejor a la pequeña, cosa que me reconfortó mucho. La sensibilidad de las personas, conmovidas por su suerte me hablaban de esperanza en la humanidad. Horas antes, me había sentido profundamente decepcionada por el accionar decadente de algunos que me habían dañado de forma directa y sin contemplaciones. Rescatar a Mar era una forma de sanar esos dolores, cansada de no poder digerir. Malestares reiterados de personas inescrupulosas, me habían quitado las ganas de seguir intentándolo pero aquí estaba ella,  con los ojitos brillantes, radiante y contenta, como si no existiera ya el hambre y la calle que habían sido su único cobijo. Aun así, festejaba los mimos que le brindábamos, nos agradecía moviendo desesperadamente la cola. ¿Cómo podía ser tan feliz con tan poco? Sólo un poco de atención y ella correspondía como si hubiéramos hecho una acción muy trascendente. Mar, sólo te buscamos de la calle y te dejamos entrar a nuestra casa, te dimos comida y afecto. Sólo eso. ¿Amerita tanto regocijo? ¿O es que nosotros no nos conformamos nunca con nada y nos llama la atención que un ser tan simple pero grandioso, superior al humano por lejos en fidelidad, amor desinteresado y pleno, agradezca tan efusivamente lo que hacíamos por ella?  Dicen que el destino existe, que hay una linea marcada para cada uno que, a la vez, nos conecta con quienes se cruzarán en nuestro camino, en esta vida física de experiencias y aprendizajes por vivir En este entramado, estoy convencida que no sólo hay humanos, por suerte. Los animales ocupan un protagónico, son un bálsamo en los estruendosos avatares de la vida, un solaz en las horas de angustia interminable, un sol tibio en las noches eternas de soledad. 

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